Son muchos los expertos que defienden que dormir las horas necesarias es primordial para nuestra salud y bienestar. Tal y como apuntan varios especialistas de la salud, no todas las personas necesitan dormir las mismas horas, y la edad o el estilo de vida son factores que influyen en dicha necesidad.
No obstante, no solamente es importante la cantidad de horas de descanso, si no que la calidad del sueño es igualmente importante. Aquellas personas que les cuesta dormirse tienen interrupciones durante la noche o padecen despertar precoz sufren una alteración de sueño que se traduce en no pasar el suficiente tiempo en cada una de las fases del sueño. Existen diferentes terapias o ayudas médicas, pero hay que tener en cuenta que tanto la alimentación y como el mantenimiento de buenos hábitos serán unas de las bases fundamentales para combatir el insomnio. Como ya mencionamos en el anterior artículo Tips para una cena saludable, es recomendable cenar una o dos horas antes de acostarse para favorecer la digestión. Otra de las claves es no comer en exceso y priorizar las cocciones bajas en grasa por el mismo motivo.
Por lo general, se recomienda alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial necesario para la síntesis de los neurotransmisores melatonina y serotonina y que regulan la fase de sueño y relajación. Estos los podemos encontrar en la leche, huevos, pescado azul, cereales integrales y avena.
A continuación, repasamos aquellos alimentos que, por sus propiedades, pueden ayudarnos a descansar durante la noche, siempre que tengamos en cuenta unos buenos hábitos.
Cereales integrales
Ricos en vitamina B, minerales y fibra, es un alimento saciante y perfecto para nuestra flora intestinal y sistema nervioso. Ser recomiendan los integrales ya que son los que ayudan a regular el tránsito intestinal gracias a su alto contenido en fibra. La avena es un cereal ideal para combinar en tus cenas ya que puedes añadir los copos en tus platos de verduras, cremas o sopas.
Plátano
Es un alimento que favorece la producción de serotonina, un neurotransmisor que, como ya hemos señalado, favorece la relajación y el sueño gracias a su riqueza en triptófano, el aminoácido precursor de dicho neurotransmisor. Por su contenido en hidratos de carbono y fibra, el plátano posee un efecto relajante que ayuda en el descanso.
Pescado blanco
Su contenido en proteína de alto valor biológico y aminoácidos hace que sea un alimento muy recomendado para nuestra dieta. Las vitaminas del grupo B que presenta este tipo de pescado aseguran la producción de energía y contribuyen a mantener el sistema nervioso, por lo que es esencial para mantener la función cerebral. Respecto a los minerales, es una buena fuente de fósforo y potasio. Además, al digerirse fácilmente favorece el buen descanso. Recuerda cocinarla en cocciones bajas en grasa como a la plancha, horno o vapor.
Almendras y nueces
Aportan una gran variedad de nutrientes como calcio y magnesio, ideal para relajar el sistema muscular; proteínas saludables y melatonina. Según algunas investigaciones, las nueces, además de esta melatonina, también benefician las funciones cognitivas del ser humano por su contenido en polifenoles (compuestos antioxidantes). Los frutos secos proporcionan sensación de saciedad, por lo que te relajarán y conciliarás el sueño más fácilmente.
Cerezas
Ricas en melatonina, ayudan a regular el ciclo de sueño y vigilia. Las puedes tomar para merendar o un rato antes de acostarte.
Semillas de chía y de sésamo
Consideradas un superalimento, las semillas son muy beneficiosas para nuestro organismo ya que cuidan el corazón y el sistema digestivo. Las semillas de chía presentan más de un 35% de ácidos grasos poliinsaturados como el omega 3 y el omega 6, un 20% de proteínas y fibra, y minerales como el calcio entre otros compuestos. Las semillas de sésamo contienen un 35% de proteínas de alto valor biológico y minerales como fósforo, hierro, magnesio y calcio. También nos aportan triptófano, por lo que fortalece nuestro sistema nervioso, y nos ayuda en situaciones de agotamiento, estrés, depresión, irritabilidad o insomnio.
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Fuentes: MedlinePlus
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